¿Es mejor contratar un contador en UK o hacerlo todo por tu cuenta?

Cuando comienzas un negocio en el Reino Unido, una de las primeras decisiones importantes es si necesitas un contador en UK o si puedes encargarte tú mismo de las obligaciones contables.

Aunque gestionar tus propias finanzas puede parecer la opción más económica al principio, no siempre es la más efectiva.

En este artículo te explicamos los factores clave que debes considerar para tomar la mejor decisión según tu caso.

Contratar un contador en UK vs. hacerlo tú mismo

¿Qué supone encargarte tú mismo de la contabilidad?

Cualquier negocio, ya sea una empresa registrada o un trabajador independiente, debe cumplir ciertas responsabilidades fiscales en el Reino Unido.

Debes llevar un registro de ingresos y gastos, presentar las declaraciones correspondientes, gestionar el IVA si estás registrado y cumplir con los requisitos de Making Tax Digital, que exige el uso de software compatible.

Aunque el sistema británico permite hacerlo todo en línea, manejarlo bien requiere tiempo, conocimientos básicos y un seguimiento constante de fechas importantes.

Ventajas de contar con un contador en UK

Contratar a un profesional puede parecer un gasto adicional, pero a menudo se convierte en una inversión rentable.

✔ Ahorro de tiempo

Delegas tareas técnicas y te concentras en desarrollar tu negocio.

✔ Menor riesgo de errores

Un profesional actualizado con las leyes vigentes puede ayudarte a evitar sanciones innecesarias.

✔ Optimización fiscal

Te orienta sobre deducciones legales, beneficios fiscales y formas de pagar menos impuestos de manera legal.

✔ Asesoramiento clave

Te puede decir si te conviene convertirte en LTD, cuándo darte de alta en el VAT o cómo estructurar mejor tus ingresos.

✔ Soporte en inspecciones

Si HMRC solicita información adicional, el profesional puede representarte y apoyarte en el proceso.

¿Cuánto cuesta contratar un contador en UK?

El precio varía según el tipo de actividad y su complejidad. A modo orientativo:

Freelancers o autónomos simples: entre £20 y £60 mensuales.
Pequeñas LTD sin empleados: desde £60 a £150 por mes.
Empresas con VAT o nómina: a partir de £150 mensuales.

Muchos profesionales ofrecen paquetes que incluyen software contable, declaraciones y consultoría básica.

¿Cuándo podrías manejarlo tú mismo?

Hay situaciones en las que hacerlo por cuenta propia puede ser viable:

Estás iniciando y tu volumen de ingresos es reducido.
Tus movimientos contables son mínimos.
Tienes experiencia previa o te desenvuelves bien con herramientas digitales.
Buscas minimizar costes en la etapa inicial.

Hoy en día, plataformas como Xero, QuickBooks o FreeAgent hacen posible llevar un control básico sin conocimientos avanzados.

Riesgos de asumirlo todo sin ayuda

Aunque puede parecer la opción más económica, hacerlo por tu cuenta también tiene desventajas.

Puedes cometer errores que te cuesten dinero.
Podrías no aprovechar deducciones legales por desconocimiento.
Un retraso en la presentación puede generar multas.
El tiempo que dedicas a la contabilidad podría emplearse en hacer crecer tu negocio.

Muchas veces, el ahorro inicial se pierde al corregir errores o pagar sanciones evitables.

Opción intermedia: hazlo tú mismo con apoyo puntual

Algunos emprendedores combinan el uso de software con asesoría ocasional.

Por ejemplo, gestionan sus cuentas diariamente y contratan a un profesional solo para revisar informes, preparar declaraciones o responder a requerimientos específicos.

Esto permite reducir costos sin renunciar al respaldo profesional cuando realmente se necesita.

Conclusión

Entonces, ¿es mejor contratar un profesional o hacerlo todo tú mismo? La respuesta depende de tu situación particular.

Si tu actividad es sencilla y estás dispuesto a aprender, puedes iniciar por tu cuenta. Pero si priorizas seguridad, ahorro fiscal y tranquilidad, contar con un profesional puede ser una de las mejores decisiones para tu empresa.

En cualquier caso, lo más importante es tener tus finanzas en orden, cumplir con tus obligaciones y evitar complicaciones futuras.